Cada
ser humano tiene la necesidad de comunicarse, de ser escuchado y de
relacionarse con los otros. Una de las cosas que más determina nuestra relación
con los demás es cómo nos comunicamos con ellos. Seguro que has tenido la
experiencia, como nosotros, de querer hablar con alguien sobre algo, y sin
saber muy bien por qué, no has conseguido lo que buscabas. Por ejemplo, has
querido decirle a un amigo que algo que ha hecho te había molestado, y en vez
de recibir por su parte unas disculpas, has recibido reproches hacia ti. Y es
que tan importante es lo que digamos como el cómo lo digas.
Para
empezar te proponemos que revises cuál es tu estilo comunicativo. Tu forma de
comunicarte puede ir desde un estilo más agresivo hasta un estilo pasivo,
pasando por término medio, que solemos llamar estilo asertivo.
Un
estilo de comunicación más pasiva es aquel que hace que los derechos de los
demás se antepongan a los tuyos. Por ejemplo: siempre acabas haciendo lo que tu
pareja quiere, para que no se enfade. Si tu comunicación es pasiva seguramente
consigas evitar muchos enfrentamientos y conflictos con la gente, ya que cedes
a sus deseos, pero seguramente con el tiempo esto te haga sentir mal tanto
hacia ti mismo (tristeza, baja autoestima, etc.) como hacia los demás (rencor,
desconfianza, etc.)
Un
estilo de comunicación más agresivo es aquel que hace que sólo te preocupes de
tus derechos y de su satisfacción atropellando los de los demás. Por ejemplo:
sabes que si gritas tu madre acabará haciendo lo que quieres. Si tu
comunicación es agresiva seguramente consigas lo que quieres en cada momento,
pero descubrirás que pasado un tiempo comienzas a sentirte mal y que los demás
deciden huir de ti.
Un estilo de comunicación asertivo es aquel en el que defiendes tus derechos respetando los de los demás.
Normalmente,
aunque nos caracterice más un determinado estilo, todos nos movemos entre los
tres, siendo más agresivos en algunas situaciones o con algunas personas, o más
pasivos.
Conseguir
ser asertivo habitualmente es todo un arte, como casi todos los términos
medios. En este post y en sucesivos te daremos sugerencias para que consigas
comunicarte con equilibrio y tengas feeling
con los demás. Comenzamos con saber
escuchar. Ninguna conversación con otra persona puede llegar a buen puerto
si no te tomas la molestia de escucharle.
Te proponemos:
Te proponemos:
•
Dedica todas tus energías a escuchar y enterarte de lo que te están contando.
No cometas el error de utilizar el tiempo en el que el otro está hablando para
pensar tu siguiente intervención.
•
Haz manifestaciones verbales y gestuales de que estás escuchando al otro:
afirma con la cabeza, muestra tu interés con el cuerpo, etc.
•
Considera comunicarte como una oportunidad para entender al otro y para que te
entiendan. Ver la comunicación como una guerra que tienes que ganar o como la
batalla para conseguir lo que quieres es poco efectivo.
•
Recuerda no juzgar al otro o a aquello que te está contando si no te lo pide
expresamente. Que el otro se sienta juzgado es camino directo para que no
quiera comunicarse contigo y vuestra relación se deteriore.
•
No intentes ni interpretes lo que el otro te está queriendo decir, si el
mensaje no te queda claro, haz preguntas respetuosas para que te lo aclaren.
•
Valora el poder de escuchar: harás sentir bien a la otra persona, y la pondrás
en disposición de querer entenderse contigo y de escucharte después a ti.
•
Aprovecha para empatizar, para ponerte en el lugar del otro. Así su experiencia
te enriquecerá.
Te
proponemos por último un ejercicio: queda con alguien de tu confianza en los
próximos días y proponte hablar con él escuchándolo de la manera que te hemos
propuesto. Observa sus reacciones y cómo vuestra relación se ve más
fortalecida. Ten feeling con los
demás.
Roberto Baztarrica
No hay comentarios:
Publicar un comentario