¿Demasiado tiempo al sol? ¿Necesidad de estar cada vez más
moreno? ¿Poner en riesgo la salud para conseguir el bronceado deseado?
Responder de forma afirmativa a estas preguntas, puede significar que estamos
ante un caso de tanorexia.
Pero, ¿qué es la tanorexia? Los profesionales de la salud la
describen como un problema psicológico cuyo síntoma principal es, la ansiedad
excesiva por estar cada vez más morenos al mismo tiempo que aparece una
distorsión perceptiva, es decir, las personas tanoréxicas no se ven tan morenas
como realmente están generando en ellas, fuertes sentimientos de frustración e
insatisfacción con su propia imagen corporal.
Puede que la adicción al sol te suene demasiada alejada de tu
situación o te resulte exagerada, pero cada vez es más frecuente encontrar en
las consultas, tanto de psicólogos como de dermatólogos, a personas deseosas de
ser ayudadas e impacientes por dejar de ser adictas al sol. Pero hay que
señalar que suelen pedir ayuda cuando comienzan a tener muestras evidentes del
daño que el sol está causando en su piel como por ejemplo: melanomas o
envejecimiento prematuro de la piel (manchas, arrugas…)
A lo largo del tiempo los cánones de belleza van cambiando,
pero quizás sea en la actualidad en la
era del consumismo y de la búsqueda constante del placer, donde las
consecuencias están siendo más nocivas tanto para la salud física como mental.
Aunque este tipo de problemática es más frecuente en mujeres, los hombres no se
libran de ser víctimas de su deseo de lucir un magnifico bronceado todos los
días del año. Todos deseamos ser más atractivos y creemos, erróneamente, que
uno de los caminos es estar muy broceado.
Quizás o estéis preguntando cómo es posible que las personas sigan
tomando el sol de forma tan irresponsable y excesiva a pesar de conocer las desastrosas
consecuencias que tiene para su salud. Las investigaciones concluyen que una de
las razones es debida a la producción de endorfinas, las cuales generan
sensación de placer y felicidad y que dejarían de ser liberadas si no se toma
el sol, produciendo el famoso síndrome de abstinencia. Es decir, las personas
que son adictas al sol sentirían sensaciones desagradables al dejar de hacerlo
por eso continuarían tomando cada vez más y más sol.
Las consecuencias psicológicas son muy importantes. Por lo
normal estaríamos hablando de personas con una autoestima muy frágil, con
elevados niveles de ansiedad y con pensamientos e ideas irracionales y
obsesivas. Y como es de esperar, todo esto acaba interfiriendo en su día a día.
El sol y la radiación ultravioleta tiene unos efectos muy
beneficiosos para nuestra salud (mejora nuestro estado de ánimo, ayuda a
controlar ciertos problemas de la piel, activa la vitamina D…) pero es necesario
protegerse de sus efectos. El uso de cremas protectoras y la exposición
controlada y responsable puede ayudarnos a sacar el máximo provecho de sus
cualidades pero sin poner en riesgo ni nuestra salud física ni mental.
“Poco sol, poca cena y
poca pena, y tendrás salud buena.”
Refrán
Paula Gordillo Montilla