Aunque resulte
imposible y raro, es posible que saquemos cosas positivas de un hecho
traumático o de alguna desgracia que nos haya ocurrido. Ver el lado positivo
del trauma es encontrar algo bueno en la pérdida que hemos sufrido.
Hay muchos
estudios que demuestran que es posible este crecimiento post- trauma. Una
investigación que se llevó a cabo con mujeres que había superado el cáncer de
mama, encontró que 2 de cada 3 mujeres dijeron que al superarlo habían
reordenado las prioridades, dedicaban más tiempo a las relaciones importantes y
menos a las tareas más esenciales como tareas domésticas o trabajo. Las mujeres
que tenían creencias y pensamientos optimistas a pesar de ser una situación
objetivamente negativa, estaban más sanas mentalmente.
En otro
estudio se entrevistó a hombres que habían sufrido un infarto. Los que eran
capaces de ver el lado bueno de lo ocurrido a las 7 semanas de que hubiera
pasado, tenían menos probabilidad de que
se repitiera y más probabilidad de estar sanos 8 años después. Los que culparon
a otras personas o a elementos externos de su problema estaban peor de salud,
tanto física como mental.
Cuando
sufrimos un cambio o una pérdida importante nos vemos arrastrados a plantearnos
nuestras prioridades personales, nuestra razón de ser y nuestra identidad. Tras
esto es muy probable que hayamos crecido como personas.
Paula Gordillo
Paula Gordillo
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