9 de abril de 2014

Estableciendo normas

Es frecuente que los padres se sientan desbordados cuando sus hijos no les hacen caso, cuando parece que no les escuchan, cuando hacen lo que quiere y cuando quieren. Estas situaciones se vuelven desagradables cuando los padres, por desesperación, les dan órdenes de forma inadecuada pensando que así sus hijos les harán caso inmediatamente.

Para evitar estas situaciones, los padres deberían determinar unos límites y unas normas, en los que se establece lo que pueden hacer y hasta dónde pueden llegar y que todos deben cumplir, ya que de lo contrario habrá consecuencias negativas.

Los límites y las reglas son importantes y necesarios para el correcto desarrollo y crecimiento del menor, ya que harán que se sienta más seguro y protegido. Debemos establecer normas dentro de la familia para un correcto funcionamiento de ésta, ya que regulan la vida cotidiana y evitan conflictos entre los miembros.

Características que deben tener los límites que vamos a establecer:

- El mensaje debe centrarse sobre la conducta, no sobre la valía del niño. Por ejemplo, si estamos hablando con nuestro hijo y nos interrumpe lo correcto es decirle “Espera que  termine de hablar y después podrás hacerlo tú”, en vez de decirle “Eres un pesado”.
- Ser lo más concretos posible, cuanto más especifiquemos lo que queremos más fácil será para nuestro hijo hacerlo bien. Si las órdenes son largas lo que conseguiremos es que el niño las ignore.
- Hablar con clama, sin gritar, ya que si lo hacemos de esta manera podemos encontrar como respuesta oposicionismo y rabietas por parte del menor.
- Fijar las consecuencias que traerá consigo el cumplimiento o no de la norma o límite.
- Lo más importante: actuar en consecuencia, tanto si lo ha cumplido, para ellos aplicaremos un refuerzo o premio, como si no, aplicando en este caso un castigo.

¿Cómo tenemos que dar una orden para que sea eficaz?

Las órdenes deben aplicarse en todos los casos, NO unas veces sí y otras no. Antes de dar una orden, nuestro hijo tiene que estar informado de cuáles son las normas y los límites que se han establecido y las consecuencias de su incumplimiento, así será más sencillo que la lleve a cabo.

- Deben ser claras y precisas (el niño tiene que saber exactamente qué es lo que se está pidiendo que haga).
- Ser comprensibles para los niños (hay que usar un lenguaje sencillo y adecuado a la edad del niño).
- No deben entrar en contradicción con otras.
- Deben darse de una en una, limitarnos a una sola instrucción y suficientemente espaciadas en el tiempo.
- Deben estar expresadas de una forma positiva. Cuando damos órdenes negativas estamos atendiendo a lo que no tiene que hacer, pero no le decimos qué es lo adecuado.
- Debe darse un refuerzo al pequeño por llevarlo a cabo.

Hay veces que tenemos que negarle algo y por ello ¿soy mal padre/madre cuando le digo a algo que no? No hay que sentirse culpables por decir no. Se trata de un aprendizaje para el futuro, para enfrentarse a muchas frustraciones. En ocasiones solemos utilizar justificaciones para evitar decir no a nuestros hijos (por miedo a cómo vaya a reaccionar, por el poco tiempo que pasamos con ellos, si estamos cansados…), sin embargo debemos ser asertivos y decir no cuando haya que decirlo.

El trabajo de educar a nuestros hijos es duro y que requiere constancia, hay que ponerlo en práctica día a día. Además es muy importante el acuerdo de los padres ante todo, hay que armarse de paciencia y actuar siempre del mismo modo. 


Silvia Abbad-J.A.

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