15 de abril de 2014

El cántaro roto

Un cargador de agua tenía dos grandes cantaros que colgaban a los extremos de un palo que él llevaba encima de los hombros. Uno de los cantaros tenía una grieta, mientras que la otra era perfecta y entregaba el agua completa al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón.


Cuando llegaba, el cántaro roto solo contenía la mitad del agua. Durante dos años esto fue así diariamente. Desde luego el cántaro perfecto estaba muy orgulloso de sus logros, perfecto para los fines para la cual fue creado.

Pero el pobre cántaro agrietado estaba muy avergonzado de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía conseguir la mitad de lo que se suponía debía hacer. Después de dos años le habló al aguador diciéndole: "Estoy avergonzado de mí mismo y me quiero disculpar contigo"...

¿Por qué? le preguntó el aguador.

Porque debido a mis grietas, solo puedes entregar la mitad de mi carga. Debido a mis grietas, solo obtienes la mitad del valor de lo que deberías.

El aguador se sintió muy apesadumbrado por el cántaro y con gran compasión le dijo: "cuando regresemos a la casa del patrón quiero mostrarte algo”.


Así lo hizo y en efecto, de regreso a casa le mostro muchísimas flores hermosas a todo lo largo del camino. El aguador le dijo: “¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen de tu lado del camino?, tus grietas riegan el camino por donde tú vas todos los días y hacen crecer las flores. Por ti el mundo se embellece. Sin ser exactamente como eres, el mundo no tendría la belleza que tiene el campo.”

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