23 de enero de 2014

Relaciones tóxicas

Seguramente muchos de vosotros habéis oído hablar de “relaciones tóxicas”, pero ¿En qué consisten?
Aunque este término podemos aplicarlo a cualquier tipo de relación: Amistad, pareja, familia… Nos centraremos explícitamente en la relación de pareja. 

Si respondes SI a estas preguntas posiblemente formes parte de una de ellas: ¿Tú pareja arruina todos los momentos felices de tu vida con comentarios pasivo-agresivos? ¿El clima de la relación pasa de bueno a malo en cuestión de segundos? ¿Siempre tenéis algo negativo que decir sobre las actividades que lleváis a cabo? ¿Existe una gran discrepancia en los objetivos vitales, y estilo de vida?

Una relación tóxica es aquélla en la cual una o las dos personas sufren mucho más que disfrutar por el hecho de estar juntos. Uno de los integrantes (en algunos casos ambos) se ven sometidos a un gran desgaste emocional por tratar de sostener la relación.

Se establece por tanto, una relación que provoca más insatisfacción que felicidad a la pareja. En vez de sumar como pareja en búsqueda del bienestar y el disfrute compartido, se genera un vínculo y dinámica de interacción negativa que resta a cada uno de los miembros.

Entonces, ¿Por qué nos mantenemos en una relación tóxica?

- Debido al refuerzo intermitente establecido en la interacción de la pareja. Es decir, a pesar de haber momentos malos o de tensión, también los hay buenos. Este dar “una de cal y una de arena”, provoca un gran enganche emocional generando emociones muy intensas, tanto positivas como negativas.

-Asumir un rol de víctima o dependencia frente a tu pareja, frecuentemente basado en una baja autoestima personal y miedo a la soledad.

- Falsa percepción de control en la pareja, creyendo que existe la posibilidad de cambio y de retomar una interacción saludable, aunque posiblemente nunca ha existido.

- Un sentimiento de culpa indefinido y sin causas determinadas, que genera gran inseguridad.

Podemos concluir con que una pareja tóxica se basa en una interacción negativa e insatisfactoria, que provoca un desgaste emocional; pero que genera un malestar mayor cuando la pareja se separa, debido al enganche emocional que se establece en la relación.

Identificar, reconocer y aceptar esta dinámica, es fundamental para lograr un cambio.
Tanto si la decisión final es la ruptura de la relación, como el trabajo común de la pareja por retomar una relación saludable, supone un esfuerzo; por lo que suele ser recomendable la colaboración de un profesional en dicho proceso.


Lucía Alonso Pérez


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