Seguramente muchos de vosotros habéis oído hablar de “relaciones
tóxicas”, pero ¿En qué consisten?
Aunque este término podemos aplicarlo a cualquier tipo de relación: Amistad,
pareja, familia… Nos centraremos explícitamente en la relación de pareja.
Si respondes SI a estas
preguntas posiblemente formes parte de una de ellas: ¿Tú pareja arruina todos
los momentos felices de tu vida con comentarios pasivo-agresivos? ¿El clima de
la relación pasa de bueno a malo en cuestión de segundos? ¿Siempre tenéis algo
negativo que decir sobre las actividades que lleváis a cabo? ¿Existe una gran
discrepancia en los objetivos vitales, y estilo de vida?
Una relación tóxica es aquélla en la cual una o las dos personas sufren
mucho más que disfrutar por el hecho de estar juntos. Uno de los integrantes
(en algunos casos ambos) se ven sometidos a un gran desgaste emocional por
tratar de sostener la relación.
Se establece por tanto, una relación que provoca más insatisfacción
que felicidad a la pareja. En vez de sumar como pareja en búsqueda del
bienestar y el disfrute compartido, se genera un vínculo y dinámica de
interacción negativa que resta a cada uno de los miembros.
Entonces, ¿Por qué nos
mantenemos en una relación tóxica?
- Debido
al refuerzo intermitente establecido en la interacción de la pareja. Es decir, a
pesar de haber momentos malos o de tensión, también los hay buenos. Este dar “una
de cal y una de arena”, provoca un gran enganche emocional generando emociones
muy intensas, tanto positivas como negativas.
-Asumir un rol de víctima o dependencia frente a tu
pareja, frecuentemente basado en una baja autoestima personal y miedo a la
soledad.
- Falsa percepción de control en la pareja, creyendo
que existe la posibilidad de cambio y de retomar una interacción saludable,
aunque posiblemente nunca ha existido.
- Un sentimiento de culpa indefinido y sin causas
determinadas, que genera gran inseguridad.
Podemos concluir con que una pareja tóxica se basa en
una interacción negativa e insatisfactoria, que provoca un desgaste emocional;
pero que genera un malestar mayor cuando la pareja se separa, debido al
enganche emocional que se establece en la relación.
Identificar, reconocer y aceptar esta dinámica, es
fundamental para lograr un cambio.
Tanto si la decisión final es la ruptura de
la relación, como el trabajo común de la pareja por retomar una relación
saludable, supone un esfuerzo; por lo que suele ser recomendable la colaboración
de un profesional en dicho proceso.
Lucía Alonso Pérez
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