Las
fluctuaciones en el estado de ánimo son frecuentes y normales, de modo que
experimentar tristeza en alguna ocasión no es sinónimo de estar deprimido o de
tener un problema mental. El inconveniente podemos encontrarlo cuando la
tristeza dura más de lo esperado, su intensidad es muy elevada o cuando
comienza a interferir en el día a día. Para evitar que esto ocurra, podemos
hacer uso de algunos recursos sencillos y muy útiles.
- Aceptar los altibajos
Como acabamos de decir, es natural
que el estado de ánimo experimente sutiles fluctuaciones. De modo que el primer
paso que tenemos para controlar nuestro ánimo, es aceptar que estos cambios son
normales. Al normalizar y aceptar esta situación, estamos en mejor disposición
de poner soluciones y de acortar nuestro sufrimiento.
- Controlar de pensamientos negativos
Cuando el estado de ánimo está bajo,
solemos generar una gran cantidad de
pensamientos negativos que tiñen de oscuro nuestra realidad. En estas situaciones
es recomendable distraerse, relativizar dichos pensamientos y no tomarlos como
si fueran un fiel reflejo de la realidad.
Puede ayudarte llevar a cabo técnicas
de distracción del pensamiento. Es decir, centrar la atención en elementos del
entorno, llevar a cabo actividades que requieran atención como puede ser
realizar un crucigrama… El objetivo final es generar otros pensamientos que no contribuyan a que el malestar aumente.
- Mantener un nivel de actividad adecuado.
Cuando el estado de ánimo está bajo
la tendencia es a “no hacer nada” ya que es común experimentar apatía o pereza.
A pesar de ello, sabemos que la actividad es un potente antídoto contra el bajo
estado de ánimo, aunque también sabemos que no todo lo que hagamos va a conseguir que nos sintamos mejor. Es importante escoger actividades
gratificantes y que impliquen cierto nivel de movimiento. Te recomendamos que practique ejercicio físico de forma regular,
te relaciones con personas de tu entorno, amigos, familiares… y que practiques
actividades con las que te sientas cómodo y con las que disfrutes plenamente.
Paula Gordillo
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