Aproximadamente fuma el 24% de la población, siendo el tabaco
la primera causa de muerte en España, afectando de forma secundaria en diversos
problemas de salud.
Un dato alarmante es que a pesar de conocer los efectos
negativos del consumo de tabaco, solamente el 10% de los fumadores tienen un
deseo real de cambio.
La edad de inicio de consumo ha descendido en los últimos
años a los 13,5 años. Y los profesionales determinan que el tabaco es un
predictor del futuro consumo de otras drogas en los jóvenes.
Pero en este
caso, se conjugan diversos factores, determinando una adicción social (lugares
de consumo, aceptación social…) psicológica (conducta integrada en nuestro día
a día) y biológica (generando cambios fisiológicos internos en el ser humano).
Dicha multiplicidad de
factores genera una interacción encadenada de dependencia, no siendo en la
mayoría de las ocasiones útil o eficaz el empleo de un sustitutivo, como por
ejemplo la nicotina.
Se requerirá por tanto
el trabajo con los tres factores que interactúan en el proceso y que están
favoreciendo el mantenimiento de dicha
adicción.
Se aconseja una reducción progresiva del tabaco antes de
abandonar el consumo.
En contra de lo que piensa la sociedad, el tabaco de liar
genera mayor adicción, ya que la persona absorbe mayor cantidad de nicotina y
productos perjudiciales para la salud. Siendo esta estrategia una inadecuada y
perjudicial solución para reducir el consumo de tabaco.
Existen tratamientos especializados muy eficaces para dejar
de fumar, siempre y cuando sean llevados a cabo por profesionales. Dichos
tratamientos se ajustarán al tipo de paciente y su estilo de consumo.
Siendo
relevante la intervención clínica en adolescentes, embarazadas y ancianos para
quienes no se recomienda el uso de fármacos.
La pauta principal para dejar de fumar es querer dejarlo de
forma voluntaria y mostrarse dispuesto a hacer frente al proceso de forma firme.
Lucía Alonso Pérez
No hay comentarios:
Publicar un comentario