12 de mayo de 2014

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad - TDAH

Seguramente habrás oído hablar de este trastorno, o quizás conoces a alguien diagnosticado de TDAH, ya que es uno de los trastornos más diagnosticados en la infancia. ¿Sabes en qué consiste?

El TDAH es un trastorno que se manifiesta antes de los 7 años, y se caracteriza por un patrón de conductas de desatención, hiperactividad e impulsividad, dificultando el normal desarrollo en varios aspectos de la vida del niño, como en el colegio, en casa o con los amigos. Aunque el inicio del trastorno se da en la infancia, este trastorno se mantiene en la adolescencia y en la edad adulta.


En la actualidad, el TDAH tiene una prevalencia de un 3 y un 7% en la población, se trata de uno de los trastornos más diagnosticados en la infancia, siendo más frecuente en niños que en niñas.
Pero no todas las personas diagnosticadas con TDAH tienen los mismos síntomas ni se comportan de la misma manera. Dentro de esta categoría podemos diferenciar, según la conducta que predomine:
  • TDAH – subtipo con predominio de déficit de atención: El síntoma nuclear es la inatención.
  • TDAH – subtipo con predominio hiperactivo/impulsivo: En el cual la conducta predominante es la hiperactividad y/o la impulsividad
  • TDAH – subtipo combinado: Presenta los tres síntomas: déficit de atención, hiperactividad e impulsividad.

¿Qué síntomas podemos observar en nuestro hijo que nos hagan sospechar que puede tener TDAH?

- Se distrae fácilmente.

- Se organiza mal los deberes del colegio, comete errores por no prestar atención, y por lo general no los terminan.

- Suele interrumpir a los demás.

- Evita realizar tareas en casa.

- Es incapaz de esperar su turno para jugar.

- Se mueve continuamente.

Hay que tener en cuenta que tener alguno de estos síntomas no es causa suficiente para que se diagnostique el trastorno.

Para que el tratamiento sea eficaz debe ser individualizado y siempre multidisciplinar, en los que se incluye: tratamiento farmacológico, en el caso que sea necesario, tratamiento psicológico y psicopedagógico.

¿Qué podemos hacer? Es importante que exista un control de la conducta del niño, tanto en casa como en el colegio, para que exista un mismo patrón de comportamiento.

Ser coherente. Las normas que se establezcan en casa y en el colegio deben aplicarse de la misma manera tanto en el ámbito doméstico como en el escolar.
Reforzar las conductas positivas. En un principio la conducta positiva debe ir seguida de una recompensa y acompañado de comentarios positivos para favorecer la repetición y mejorar la autoestima del niño.
Exponer las consecuencias claras del mal comportamiento. El niño debe conocer las consecuencias que va a tener un comportamiento inadecuado, y éstas deben ser coherentes a esa conducta y edad del niño.
Actuar de inmediato. Es necesario dar una respuesta a los comportamientos, tanto inadecuados como adecuados, tan pronto como se produzcan, con el objetivo que el niño pueda establecer una relación clara entre ambos.
Facilitar comentarios sobre la conducta. Es de gran ayuda para el niño que le indiquemos cómo debe comportarse de forma explícita. En el caso de que la conducta sea inadecuada tendremos que, después de aplicar la consecuencia negativa, explicarle la conducta incorrecta y ofrecerle alternativas.

Es normal la preocupación de los padres cuando conocen el diagnóstico de sus hijos. En ese momento nos vienen muchas preguntas a la cabeza y parece que va a ser un gran reto. Sin embargo, con ayuda de profesionales expertos y mucha constancia podemos conseguir grandes cambios.


Silvia Abbad-J.A.

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