Lo
que queremos que pase en nuestra vida, haremos lo necesario para que pase.
El psicólogo Robert Rosenthal llevó a cabo un estudio acerca de las expectativas
afectaban en el rendimiento de los alumnos de una escuela de primaria de
San Francisco. En este estudio se midió el CI (cociente intelectual) de los alumnos sin dar los
resultados a los profesores. De todos los alumnos se escogieron ala azar
algunos alumnos, y se les dijo a los profesores que habían esos alumnos había
sacado las puntuaciones más altas en la prueba de inteligencia.
Después de un año se volvió a repetir el test y se comprobó que los alumnos
elegidos al azar habían incrementado de forma significativa su CI con respecto
al de los compañeros, en los que su CI también aumentó pero no de forma tan
evidente.
De esta forma Rosenthal pudo comprobar que las expectativas positivas del
profesor influyen en el desarrollo académico de los alumnos. A esto se llama
Efecto Pigmalión o profecía autocumplida.
La teoría de la profecía autocumplida demuestra que cuando tenemos una
creencia firme hacia alguien finalmente se termina por cumplir. ¿A qué se debe?
Esto se produce porque actuamos en función de las expectativas que tenemos
hacia los demás.
Por ejemplo, si un buen amigo nos presenta a alguien y previamente nos
cuenta que es una persona mentirosa, nosotros estaremos pendientes de si lo que
dice es verdad o mentira. Otro ejemplo es cuando creemos que algo no sabemos
hacerlo, como bailar o cocinar, porque ya lo hemos intentado otras veces y no
nos ha salido bien. En este caso, nuestra actitud será dejar de intentarlo y
comprobar de nuevo que no somos capaces de logarlo.
Por ello debemos tener cuidado con las etiquetas propias y que tenemos de
cada uno, ya que nuestro comportamiento será el de corroborar que estamos en lo
cierto. Debemos ser más objetivos, eliminando los prejuicios, ya que nos podemos
privar a nosotros y a los demás de tener oportunidades importantes en nuestra
vida.
Silvia Abbad-J.A.
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