Cifras
de los últimos años indican que casi un 20% de los niños españoles son obesos.
Si tienes un hijo, seguramente te hayas preguntado en alguna ocasión cómo hacer
para alimentarle bien. Nos gustaría decirte que la justa preocupación por cómo
dar de comer a un niño es legítima, al igual que lo es decidir qué colegio te
parece el adecuado para escolarizarlo, o controlar lo que lee o ve en la
televisión.
Que
un niño padezca obesidad afectará a su desarrollo y su vida diaria. Ya en la
infancia el exceso de peso produce enfermedades físicas y cambios anatómicos en
el cuerpo del niño. Además de esto tu hijo podría sufrir problemas psicológicos
como baja autoestima o problemas para relacionarse con otros niños. Ser obeso
en la infancia es un riesgo para mantener esa obesidad a lo largo de la vida
adulta.
Por
ello, sin obsesionarte, has de poner atención en qué come tu hijo. Nuestra
recomendación es que el criterio para decidir su alimentación sea la salud, es
decir, que el niño coma aquello que le permita estar saludable. No es adecuado
trasmitir a tu hijo preocupaciones estéticas (asimilar el sobrepeso con la
fealdad), que son propias de la edad adulta, y que podrían generar malestar y
problemas psicológicos futuros en el niño.
Para
tener éxito en la regulación de la alimentación, te recomendamos que los
cambios que introduzcas se puedan mantener a lo largo de la vida, ya que de
nada sirve llevar a cabo cambios extremos que no se podrán mantener siempre y
generarán seguramente desórdenes en la alimentación y el frecuente efecto
rebote (ganar incluso más peso del que se había conseguido bajar).
Por
ello, te proponemos una serie de cambios que podrías introducir en la
alimentación de tu hijo para que sea más saludable:
•
Su menú debe ser variado y sin reducciones calóricas drásticas. Dicho esto, se
recomienda: usar cereales integrales y lácteos desnatados, no abusar de la
carne roja o sus derivados y promover el consumo de legumbres y frutos secos.
•
Las raciones que le sirvas han de ser adecuadas a su edad, no sólo es
importante la calidad sino también la cantidad.
•
Los alimentos poco saludables o que contengan un exceso de calorías (algunas
bollerías industriales, por ejemplo) no deben estar a la vista, ni ser alimento
habitual en la despensa de tu casa.
•
El agua es la bebida que mejor calma la sed. No recurras a dar a tu hijo zumos
por sistema, si contienen exceso de azúcar, ni mucho menos bebidas
carbonatadas.
•
Genera un cambio de hábitos en tu hijo:
• Hacer ejercicio adecuado a su edad
y su condición física. Te recomendamos los
deportes pautados (por ejemplo, apuntarlo a natación o un equipo de un deporte que le guste). También es importante
recordar que los niños aprenden con
el ejemplo, así que practica deporte tú también.
• Reduce las actividades
sedentarias. No es adecuado más de 2 horas de televisión
al día. Lo mejor es que lo eduques para que se divierta haciendo otras cosas más activas.
•
Haz de la comida un momento agradable y un tiempo de compartir. Intenta que la
mayor parte de las comidas sean en familia.
•
Se recomienda que los niños aprendan a comer despacio; inténtalo con tu hijo.
Sobre
todo y más importante, recuerda que tu objetivo es que tu hijo tenga una
relación saludable con la comida, que tenga feeling
con ella. Evita trasmitirle una preocupación obsesiva por ella o la idea de que
comer es peligroso. Disfrutad
comiendo juntos.
Roberto Baztarrica
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