Cierta
persona después de comprarse una casa nueva, decidió plantar un hermoso césped.
Trabajó en ello todas las semanas, haciendo lo que le indicaban los libros de
jardinería. Su mayor problema era que crecían incesantemente dientes de león
por todas partes. La primera vez encontró uno y lo arrancó. Pero al poco tiempo
salieron más. Así que acudió a una tienda especializada en jardinería y compró
un producto para eliminarlos. La estrategia funcionó durante un tiempo, pero
después de las lluvias, en verano, volvió a encontrar dientes de león. Así que
paso todo el año arrancando las hierbas.
Al
siguiente verano, pensó que ya no brotarían más dientes de león, porque en
invierno no había visto ninguno. Pero, de repente una mañana encontró dientes
de león por todas partes. Entonces decidió que el problema era el tipo de
hierba. Así que se gastó una fortuna en cambiarla. Esto funcionó durante un
tiempo. Era muy feliz. Justo cuando comenzó a relajarse apareció un nuevo
diente de león. Un amigo le dijo que todo aquello se podía deber a que el
jardín de su vecino tenía dientes de león. Así que llevó a cabo una campaña
para que todos sus vecinos eliminasen sus dientes de león.
Al
tercer año ya estaba desesperado. Los malditos hierbajos seguían campando a sus
actos. De manera que después de consultar a un experto local, decidió acudir al
ministerio de Agricultura. Después de varios meses de espera, recibió una
carta. Estaba muy excitado, ¡por fin un poco de ayuda!
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