Despedirse
de algo que termina para dar la bienvenida a algo que comienza es un
acontecimiento por el que, irremediablemente, todos pasamos en nuestra vida.
Muchas de las decisiones que tomas implican en menor o mayor medida una
despedida: mudarte para estudiar en la universidad, casarse o irte a vivir con
tu pareja, cambiar de trabajo, etc. Es importante que seamos conscientes de que
la despedida es un proceso al que tenemos que enfrentarnos.
Se
trata de decir adiós a etapas vitales, sea un cambio elegido por nosotros o
involuntario. Cerrar la etapa que acaba es fundamental para poder seguir
adelante en la vida. Incluso has de cambiar de perspectiva para ver el cambio
como un momento que puede servirte para crecer como persona.
Te
proponemos dos procesos. El primero de ellos es ACEPTAR LA PÉRDIDA. Todo cambio
supone una pérdida que has de aceptar. Para ello:
- Elige el momento adecuado
para despedirte: de las personas, de los lugares, de tus hábitos, etc. Se trata
de buscar el momento donde se está preparado para hacerlo.
- Haz lo que sea necesario para cerrar la etapa que termina: resuelve asuntos pendientes, habla con las personas que dejas atrás, etc.
- Realiza un balance de la etapa anterior, de todo lo positivo que ha tenido para ti y también de lo negativo.
- Acepta las emociones que aparezcan, que casi con seguridad serán negativas, pues despedirse no es casi nunca un acto de alegría. Quizás la situación anterior era muy desagradable para ti, y entonces las emociones serán más positivas, pero esto no suele ser lo habitual.
- Celebra un ritual de despedida: Es el momento idóneo para expresar cómo te sientes y recibir apoyo de los demás. Algunos son:
ü Haz un documento gráfico o algo similar que recoja todo lo vivido en la etapa que termina: escríbelo, haz una presentación con fotos, etc. Esto te ayudará a dejar lo anterior bien ordenado.
ü Ten una celebración con tus seres queridos, donde tengas la oportunidad de despedirte de ellos. Incluso puedes escribirles algo o decir unas palabras.
- Reflexiona sobre lo siguiente: las despedidas son el resultado de las elecciones que hacemos, pero la mayor parte de ellas son reversibles, así que no te dejes agobiar por el miedo a la pérdida. Sé lo menos trágico posible.
El
segundo proceso es READAPTARTE A LA NUEVA ETAPA. Para ello:
- Redacta propósitos o previsiones para la nueva etapa, de modo que te enfoques en nuevos objetivos.
- Date tiempo para adaptarte y reorganizarte. Con seguridad vivirás un desajuste o crisis al cambiar tu contexto vital y tus puntos de apoyo que tienes que tolerar.
- De nuevo, acepta las emociones que aparezcan, sin juzgarlas, considerándolas normales.
- Planifica tus primeros pasos en la nueva etapa, así dejarás menos espacio a la incertidumbre y te será más fácil.
- Valórate como una persona independiente y autónoma, capaz de afrontar este cambio y de adaptarte.
- Ábrete a lo nuevo: En vez de añorar lo anterior y pensar que era mejor, proponte disfrutar de las nuevas experiencias y vivencias.
Toda
despedida y cambio debe ser aprovechado como una oportunidad. Recuerda que
despedirse es un acto doloroso, pero también profundamente valiente y humano,
que generará crecimiento en ti.
Roberto
Baztarrica