¿Estás orgulloso de tu vida? ¿Cuántas veces piensas que
quieres mejorar? ¿Le pones fin a tus objetivos? ¿Valoras día a día lo que tienes? ¿Hay más cosas positivas
o negativas? Y por último… ¿Cuál es la vida perfecta para ti?
Muy posiblemente estas preguntas te han generado más de un interrogantes.
La sociedad actual vive vidas muy dispares pero todos nos movemos por
tendencias y tenemos los mismos referentes: La prensa, los medios de
comunicación, deporte de referencia, ocio y tiempo libre común, redes sociales,
personajes públicos…
Vamos generando un “ideal” de vida, que en ocasiones nos
juega una mala pasada. Nuestros estímulos nos muestran un “ideal de pareja” “ideal de trabajo” “ideal de vida familiar” “ideal
de la amistad” “ideal de nuestra imagen física” y así sucesivamente, por lo que
generamos unos objetivos perfectos en nuestra mente, siendo esclavos de esta
irreal perfección. Sabemos que no todo es tan perfecto, y por desgracia todo no
es tan perfecto. Vivimos de la imagen, el dinero… y se olvidamos valorar
referentes mucho más estables.
¿Cuál es el problema? Os preguntareis muchos de vosotros.
Tenemos un ideal generado, que nos hace desear cosas más irreales
que inaccesibles a corto plazo. Este error de expectativas, y de imágenes mentales
distantes de la realidad, nos genera un placer e ilusión momentáneo, pero puede
ser muy perjudicial a medio largo plazo. No ser muy realista en nuestros
pensamientos, produce un choque de expectativas que puede generar una
alteración en nuestro estado de ánimo, y generando sentimientos de “decepción” “impotencia”
y “fracaso”. El problema no viene generado por nuestra incapacidad de logro,
sino de la distancia que existe entre nuestra realidad y normalidad humana, y la
imagen ideal e irreal vendida a la sociedad.
El mundo ha cambiado y la transmisión de valores ha variado negativamente, cuando nos muestran los objetivos o ideales de placer (dinero, producción, cuerpo perfecto, éxito laboral, vida sexual placentera…) ya no se enseña que previo al logro está el esfuerzo, y el trabajo constante es lo que nos da opción al premio final. Además, no se debe olvidar anotar, que no toda la sociedad será capaz de abrir y acceder a todas esas puertas del éxito. De nosotros depende filtrar y valorar cual está dentro de mi realidad.
No olvidéis,
El mundo sería muy aburrido sin generarnos metas elevadas por
las que tengamos que luchar y esforzarnos día a día, pero procura que esas
metas sean reales y accesibles en un futuro.
Lucía Alonso Pérez
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