¿Te acuerdas cuando hablamos del Síndrome de Peter Pan? Pues
podemos encontrar su opuesto, el Síndrome de Wendy.
Las personas que sufren este síndrome, de las cuales la
mayoría son mujeres, necesitan satisfacer las necesidades de otras personas
porque se sienten responsables de su bienestar. Algunas de las principales
características son:
Elevado perfeccionismo. Cree que es la
única persona que puede hacer bien las cosas por eso se esfuerza y emplea mucho
tiempo en que las cosas salgan bien.
Excesiva responsabilidad
y sentimiento de culpa. Se echa sobre sus hombros un gran número de
responsabilidades sintiéndose culpable cuando no las ha podido realizar o
cuando ha cometido algún error.
Gran sacrificio. Considera que
para demostrar el amor por una persona, debe sacrificarse por ella a pesar de
estar cansado o de las consecuencias negativas.
Rechazar el conflicto. No le lleva la
contraria nunca a su “protegido” para no discutir y para que no peligre la felicidad
del otro. Es capaz de pasar por alto su felicidad, para hacer feliz al otro.
Al igual que en el caso del Síndrome de Peter Pan, la prevención
es el mejor remedio. Educar en la igualdad y fortaleciendo la autoestima de
nuestros hijos desde que son pequeños, es la clave y el mejor antídoto para
evitar este problema.
Paula Gordillo
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