Acaban de empezar las clases, retomamos la rutina y empezamos
a adaptarnos a los nuevos horarios: levantarse pronto, los niños van a clase y
los padres a trabajar, empiezan las actividades extraescolares… Y un año más
hay que retomar los estudios.
A los niños les suele costar mucho esfuerzo sentarse en una
silla a estudiar y hacer los deberes, y en especial después de tantas horas de
colegio. Sin embargo, es la manera para evitar el fracaso escolar. En España,
el fracaso escolar afecta a más del 30% de los estudiantes. Estas cifras se
podrían mejorar si instauramos en los alumnos el hábito y técnicas de estudio
adecuadas.
Un hábito es un comportamiento que repetimos regularmente. Estos
comportamientos los vamos aprendiendo a medida que los repetimos, y los
mejoramos aprendiendo de los errores que cometemos.
¿Cómo podemos instaurar el hábito de estudiar en nuestros
hijos?
Que nuestro hijo sepa estudiar y tenga el hábito de hacerlo
todos los días es beneficioso para desarrollar la capacidad de aprendizaje.
Podemos empezar a enseñar a nuestros hijos este hábito a partir de los 7-8
años. Cuando son más pequeños van a requerir más de nuestra ayuda, y a medida
que van creciendo irán adquiriendo más autonomía.
A la hora de instaurar un hábito es importante que el niño
tenga una figura en la que fijarse, como un modelo que le guíe.
Los primeros días procura dar pautas a tu hijo de qué es lo
que tiene que hacer y cómo. Cuanto más específicas sean las pautas mejor será
las entenderá tu hijo.
Te proponemos que sigas estas pautas:
-
Procura
que el lugar de estudio sea siempre
el mismo, así como la hora de
empezar a estudiar. Lo ideal es que tenga su propia mesa de estudio y que
empiece a estudiar todos los días a la misma hora, por ejemplo al llegar a
casa, después de merendar.
-
Planificar la semana. Es de utilidad hacer un horario en
el que aparezcan los días de la semana y se vea reflejado: las horas que se van
a dedicar al estudio, el tiempo de descanso (dependiendo de la edad, para los
más mayores aprox. 20-30min cada hora y media) y otras actividades, como por
ejemplo el deporte, clases particulares, tocar un instrumento…
Distribuye el tiempo de manera que
pueda ser flexible, ya que en
ocasiones una tarea nos lleva más tiempo o menos del que habíamos planificado.
-
Planifica
el estudio diario en función de las
asignaturas y los deberes. Es recomendable empezar siempre por la asignatura o
tarea que resulte más complicada.
-
Antes
de empezar a estudiar, revisad y preparad el material que vaya a necesitar, y
ponedlo a su alcance, para evitar que se levante de la silla en numerosas
ocasiones.
-
Técnicas de
estudio. Si tus
hijos son pequeños tendréis que trabajar sobre las diferentes técnicas de
estudio hasta dar con la que mejor le conviene a tu hijo.
-
Tiempo de ocio. Todo trabajo y esfuerzo merece tener
una recompensa. No olvides hace actividades con tus hijos, será el mejor
refuerzo que les puedas dar.
No te olvides que este proceso puede ser un poco largo y sacrificado
para los padres. A pesar de ello, cuanto antes aprendan sus obligaciones, en
este caso estudiar, y cómo deben hacerlo, será más beneficioso para el niño.
Silvia Abbad-J.A.