Todos hemos sentido celos o hemos sido
víctima de ellos en alguna ocasión, pero ¿qué son exactamente los celos?
Según recoge Enrique Echeburúa en su libro Celos
en la pareja: una emoción destructiva, “los celos son un sentimiento o
emoción común, que surge como consecuencia de un exagerado afán de poseer algo
de forma exclusiva y cuya base es la infidelidad –real o imaginaria- de la
persona amada”.
Basándonos en esta definición entendemos
que sentir celos en sí mismo no es perjudicial para la relación, ya que éstos
nos ayudan a actuar y ponernos en marcha ante la posibilidad de perder al ser
amado. El problema aparece cuando se equivoca o se iguala el amor o cariño con
el derecho a poseer a alguien.
Los celos suele ser una emoción que se
mantiene a lo largo del tiempo. Esto es debido a que para aliviar el malestar,
la incomodidad y la angustia, se llevan a cabo conductas comprobatorias
(llamadas telefónicas constantes, revisión frecuente del whatsapp, atención
centrada en conductas sospechosas…) que al producir alivio, se
incorporan en nuestro repertorio de comportamientos. Es decir, cada vez que
experimentemos celos llevaremos a cabo esas conductas, que en el pasado, nos
aliviaron el malestar. Pero esta es una solución a corto plazo, ya que al poco
tiempo volveremos a sentirnos sorprendidos por los celos.
Aunque hay personas que son más tendentes
a experimentar esta emoción que otras, hay situaciones o momentos críticos que
suelen dar lugar a los celos. Alguna de ellas son el comienzo de la
convivencia, éxito laboral, infidelidad… Ante estas situaciones, se debe cuidar
especialmente a la pareja para que así se reduzca el riesgo de que aparezcan
emociones tóxicas.
Quizás lo importante sería establecer los
límites entre los celos “sanos” y los celos patológicos. La línea entre unos y
otros se podría establecer en que cuando los celos se vuelven muy intensos,
existe una gran dificultad para manejarlos o son constantes, en este caso,
estaríamos hablando de celos anormales. Las características de estos serían
intensidad desproporcionada, sufrimiento personal e interferencia en el
día a día.
Según lo explicado, da la impresión de que
la persona que siente celos es la que más sufre y aunque es una gran verdad, la
pareja se resiente inevitablemente. No sólo el clima emocional se deteriora
sino que la persecución continua, la suspicacia, los interrogatorios… van
haciendo mella en la relación y el miembro celoso cada vez pierde más
atractivo.
No hay que rechazar los celos, pero si hay
que saber manejarlos y controlarlos. El problema no es sentir celos, el
problema es cuando los celos te controlan a ti y te perjudican.
Qué puedes hacer para controlar tus celos:
- Habla con tu pareja sobre las dudas o
preocupaciones que tienes. Evita juzgar y escúchale. Confía en él/ella.
- Elimina todo tipo de rituales comprobatorios
(mirar su móvil, hora de la última conexión, oler su ropa…)
- Controla la ansiedad que te generan los celos.
Haz deporte, práctica yoga, realiza respiraciones profundas, haz algo que
te entusiasme…
- Acepta los celos, no luches contra ellos ni los
alimentes.
- Cuestiónate aquellos pensamientos que dan lugar a
emociones muy intensas. No confundas los hechos con las atribuciones que
realizas sobre ellos.
- Si consideras o tu pareja considera, que los celos son exagerados y que tus intentos por controlarlos no están dando resultado, quizás deberías acudir a un especialista.
Paula Gordillo