12 de diciembre de 2014

¡Hoy no duermo!: La privación del sueño

Dormir es una necesidad vital. Al igual que respirar o comer, es una conducta innata que realizamos los humanos todos los días. Algunas de estas necesidades vitales se pueden controlar en mayor o menor medida, como la de comer. Sin embargo no podemos desafiar a nuestro organismo a no dormir, tarde o temprano el sueño llegará.

Estas conductas son vitales, es decir, necesitamos de ellas para poder vivir. Quizás hayas podido comprobar por ti mismo qué sucede cuando no las llevamos a cabo, por ejemplo: si no comes tendrás hambre, te dolerá el estómago y te “sonarán las tripas.”

En cuanto al sueño, ¿cuánto tiempo ha sido el máximo que has estado sin dormir? Si has tenido que estudiar, terminar un trabajo, has salido por la noche hasta tarde… Cuando pasamos tiempo sin dormir nos sentimos cansados, nuestras capacidades cognitivas como la atención, la memoria y la percepción pierden eficacia, o aparecen distorsiones perceptivas o incluso alucinaciones. 

¿Alguna vez te has preguntado cuánto tiempo podría una persona aguantar sin dormir? Lo que los expertos han podido determinar que el récord lo tiene un estudiante de EEUU, con 17 años, Randy Gardner. Este estudiante estuvo despierto durante 264 horas, 11 días.

¿Qué ocurre con las personas a las que se les ha privado de sueño y se les permite dormir de nuevo? El sueño perdido no lo van a recuperar, pero las primeras noches dormirán más de lo que es habitual en ellos. Por lo tanto, cuando pasamos alguna noche en vela o dormimos menos de lo que necesitamos, esas horas de sueño no las recuperamos.

Además, la privación de sueño tiene consecuencias negativas para nuestra salud, incrementando el riesgo de enfermedades cardíacas e hipertensión. La falta de sueño también afecta al estado de ánimo y a nuestro sentido del humor.

¿Y por qué dormimos? Todas las personas necesitamos dormir y descansar, aunque unas personas necesiten menos horas que otras o se tenga un sueño más o menos profundo.

El sueño tiene una función reparadora muy importante, ya que interviene en procesos como la reparación de tejidos, la consolidación de la memoria y el aprendizaje o el crecimiento.

Por ello destacamos la importancia de dormir y que el sueño sea reparador.


Silvia Abbad-J.A.

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