¿Hace cuanto tiempo no jugáis? ¿Por qué cuando somos adultos dejamos de
jugar? ¿Qué beneficios tiene el juego en nuestra vida?
La simple acción de jugar cuando somos
niños es clave para el desarrollo de nuestra vida, nos ayuda a: potenciar
nuestros sentidos, facilitar nuestro desarrollo psicomotor y motriz, desarrollo
de la autonomía personal, aprender valores-normas-esquemas, maduración social y
afectiva, establecimiento de bases de las relaciones sociales, establecer un
equilibrio emocional, potenciar el conocimiento y los procesos cognitivos
(atención, memoria. etc)…
A la vez que maduramos, el juego y las funciones que cumple varía; de forma
que va siendo más adaptativo para las necesidades que vamos encontrándonos en
cada edad. Pero este desarrollo tiene sus bases en la infancia, y lo aprendido
entonces, nos acompaña toda la vida.
Una de las bases del juego es la imitación, actuar en función de un papel.
Cuando somos pequeños jugamos a: ser médicos y profesores, papas y mamas… todas
estas representaciones de distintos roles nos ayudan a crear esquemas. La
búsqueda de distintos comportamientos que debemos poner en marcha en diversos
momentos de nuestra vida. Así en nuestra vida adulta contaremos con la
flexibilidad de variar y modificar nuestra actuación en función de “si estamos
trabajando o estamos en casa”, al igual que “si estamos con un familiar o con
un desconocido”. Tenemos distintas formas de representar, nuestra única
realidad.
El juego en la edad adulta nos ayuda a aprender para la vida, nos enseña a
perder y ganar, base fundamental de nuestro día a día. Por ello modificamos el
juego de representación hacia situaciones de incertidumbre o riesgo, con un
objetivo final donde nuestra actuación juega el papel principal.
A pesar de que crecemos y vamos dejando menos tiempo al juego, no debemos
olvidarnos de un factor importante: La imaginación, es fundamental para la capacidad
de creación.
La imaginación potencia nuestra ilusión día tras día, y así
facilita tener sueños y luchar por ellos.
Una de las razones por las que el hecho de “jugar” es tan importante es
porque solo el hecho de dedicar un rato a pasarlo bien, ya provoca un aumento
de los niveles de endorfinas. Disfrutar, reír, hacer actividades divertidas con
los amigos ya es saludable porque en sí mismo.
-“Es hora de perder el tiempo haciendo el tonto, jugando, como solo los
niños saben hacer”.–
Lucía Alonso Pérez
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