3 de marzo de 2014

El Autoconcepto: ¿Quién soy yo?

¿Cuántas veces os habéis preguntado: quién soy yo? Es muy complicado responder a esta pregunta, ya que tendemos a repetir lo que los demás consideran de nosotros, y definirnos en función de lo que nos trasmiten desde el exterior.

El autoconcepto y la autoestima están íntimamente relacionados, pero no son lo mismo. Ser consciente del concepto que tenemos de nosotros mismos de un modo realista, puede generar tanto una alta como una baja autoestima. Todo depende del valor que le demos a nuestra propia definición.

El autoconcepto es la imagen que tiene una persona de sí misma: es lo que “yo soy”.
  • La suma de opiniones, ideas, valoraciones y sentimientos que cada individuo forma sobre su propio yo.
  • Nuestras características y capacidades tanto personales (habilidades, rasgos físicos, etc.) como sociales.
Todas ellas pueden ser valoradas como positivas o negativas, independientemente de si me gustan o no, dando lugar a diferentes sentimientos.


El autoconcepto no es algo innato pero forma parte de un continuo, cada persona lo va construyendo a lo largo de su desarrollo, a través de las experiencias que vive, de las valoraciones que hace de las mismas y a través de las opiniones y valoraciones que recibe de los demás.

A lo largo de dicho proceso, debemos conocer el conjunto de aspectos que conforman nuestro concepto. Un buen manejo de fortalezas y déficits facilitará que podamos fomentar los aspectos más positivos y potenciarlos para equilibrar y solventar aquellas limitaciones que presentemos.
Aprender a conocerme para lograr conocer a los demás, saber valorar sus cualidades, del mismo modo que llegaremos a comprender y respetar sus dificultades.

¿Un autoconcepto realista en los niños?
Por todo ello debemos prestar atención a la formación del autoconcepto de los niños y contribuir a que la imagen que tengan de ellos mismos sea adecuada, realista  y positiva. De esta manera se desenvolverán con facilidad  en las diversas situaciones y tendrán una autoestima sana.
La familia y la escuela constituyen las dos principales influencias de formación del autoconcepto. Son lugares donde pasan por múltiples experiencias de éxito y de fracaso, tanto a nivel académico como social, donde ponen a prueban sus habilidades y capacidades. Por tanto debemos estar atentos para detectar sus debilidades y realzar sus fortalezas.


“Es importante conocerme a mí mismo para enfrentarme al mundo.”

Lucía Alonso Pérez

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