27 de febrero de 2014

Los 6 ciegos y el Elefante

En la Antigüedad, vivían seis hombres ciegos que pasaban las horas compitiendo entre ellos para ver quién era el más sabio. Exponían sus saberes y luego decidían entre todos quién era el más convincente.
Un día, discutiendo acerca de la forma exacta de un elefante, no conseguían ponerse de acuerdo. Como ninguno de ellos había tocado nunca uno, decidieron salir al día siguiente a la busca de un ejemplar, y así salir de dudas.

Puestos en fila, con las manos en los hombros de quien les precedía, emprendieron la marcha enfilando la senda que se adentraba en la selva. Pronto se dieron cuenta que estaban al lado de un gran elefante. Llenos de alegría, los seis sabios ciegos se felicitaron por su suerte. Finalmente podrían resolver el dilema.

El más decidido, se abalanzó sobre el elefante con gran ilusión por tocarlo. Sin embargo, las prisas hicieron tropezar y caer de bruces  contra  el costado del animal. “El elefante  –exclamó– es como una pared de barro secada al sol”.
El segundo avanzó con más precaución. Con las manos extendidas fue a dar con los colmillos. “¡Sin duda la forma de este animal es como la de una lanza!”
Entonces avanzó el tercer ciego justo cuando el elefante se giró hacía él. El ciego agarró la trompa y la resiguió de arriba a abajo, notando su forma y movimiento. “Escuchad, este elefante es como una larga serpiente”.
Era el turno del cuarto sabio, que se acercó por detrás y recibió un suave golpe con la cola del animal, que se movía para asustar a los insectos. El sabio agarró la cola y la resiguió con las manos. No tuvo dudas, “Es igual a una vieja cuerda” exclamo.
El quinto de los sabios se encontró con la oreja y dijo: “Ninguno de vosotros ha acertado en su forma. El elefante es más bien como un gran abanico plano”.
El sexto sabio que era el más viejo, se encaminó hacia el animal con lentitud, encorvado, apoyándose en un bastón. De tan doblado que estaba por la edad, pasó por debajo de la barriga del elefante y tropezó con una de sus gruesas patas. “¡Escuchad! Lo estoy tocando ahora mismo y os aseguro que el elefante tiene la misma forma que el tronco de una gran palmera”.

Satisfecha así su curiosidad, volvieron a darse las manos y tomaron otra vez la senda que les conducía a su casa. Sentados de nuevo bajo la palmera que les ofrecía sombra retomaron la discusión sobre la verdadera forma del elefante. Todos habían experimentado por ellos mismos cuál era la forma verdadera y creían que los demás estaban equivocados.

- Nuestra verdad es solo la porción de realidad que percibimos.-

(Parábola India)

26 de febrero de 2014

Haciendo frente al acoso escolar

La preadolescencia resulta especialmente complicada para los chicos. Tienen que hacer frente a  cambios evolutivos y con éstos, a cambios personales y psicológicos. Es frecuente que estos cambios den lugar a fluctuaciones en el humor, nerviosismo, temores… En esta etapa, los adolescentes son especialmente vulnerables ante situaciones de abuso en el aula. La personalidad de los chicos se está formando y encontramos desde estilos de interacción inhibida, pasando por la equilibrada y por relaciones basadas en la dominación.

Es frecuente que en esta etapa, las amistades cambien, las relaciones entre ellos sean tensas o ambivalentes (“amor-odio”) por lo que es determinante que se tenga una idea clara de qué consideramos maltrato para poder prevenirlo o para “actuar a tiempo”. Entendemos por maltrato “toda acción reiterada a través de diferentes formas de acoso u hostigamiento entre dos alumnos o entre un alumno y un grupo, en el que la víctima está en situación de inferioridad respecto al agresor”. De modo, que se considera tanto las agresiones físicas o el acoso sexual, como los insultos, motes, las amenaza, “hacer el vacío” o “marginar” a las víctimas.

Las estadísticas señalan la alta incidencia de nuevos casos de abuso entre menores. Esto se debe a que cada vez, los jóvenes encuentran nuevos medios para llevar a cabo este tipo de comportamientos (móvil, redes sociales, chats colectivos…) Estos últimos resultan especialmente incómodos y desagradables para los adolescentes, ya que en la mayoría de las ocasiones, el agresor es anónimo. A pesar de ello, los recursos para detectarlos son cada vez mayor y por ello los casos son abordados con cada vez mayor prontitud.

Señales que indican que nuestro hijo puede estar siendo maltratado:
  •          Se muestra triste y angustiado. Presenta síntomas depresivos.
  •          Está más nervioso, asustadizo o distraído.
  •          Aparecen conductas regresivas (micción nocturna, pesadillas…), tics nerviosos, labilidad emocional.
  •          Rechaza ir al colegio y todo lo relacionado con él. Miente y finge enfermedades con frecuencia.
  •          No tiene un grupo de apoyo.
  •          Presenta contusiones, heridas…
  •          Desaparecen tus pertenencias (móvil, dinero, mp4, ropa…)

Que nuestro hijo presente una o varias de estas señales, no significa que necesariamente esté siendo víctima de malos tratos en el aula. Si observamos alguna de ellas, así como otros comportamientos desajustados, es recomendable indagar más hablando con nuestro hijo, preguntando a su tutor…

Qué hacer cuando se confirma que nuestro hijo es víctima de acoso escolar:
  •          Apoyar y crear un clima de confianza en casa.
  •          Favorecer que nos cuente todo lo que ha ocurrido. Es necesario mostrar empatía y comprensión.
  •        Elogiar todos sus méritos y cualidades personales. Reforzar el esfuerzo y fortaleza que ha mostrado al confiar en nosotros.
  •         Ayudar a que cree nuevos grupos de actividades. Comprobar que sean entornos seguros.
  •     Mostrarnos dispuestos a escuchar e intentar ayudarles. Se debe llevar a cabo una supervisión para conocer el estado del problema.
  • Contactar con el centro escolar e informar de lo sucedido. Si las agresiones se mantienen, se puede acudir a la AMPA o al Defensor del Menor. Si observamos que hay un alto riesgo de peligrosidad, denunciar a la Policía. 


Paula Gordillo

24 de febrero de 2014

He perdido a un ser querido

En algún momento de nuestra vida vamos a experimentar la pérdida de un ser querido. Tras ello se desarrolla un proceso de duelo. Este es un proceso normal y doloroso, por el cual nuestro cuerpo tiene que adaptarse a esa pérdida y en el que experimentamos con gran intensidad emociones negativas, siendo habitual tener también emociones positivas y por ello no debemos asustarnos. Este proceso tiene una duración e intensidad variable según las personas.

El duelo se manifiesta a través de distintos componentes:
  • Cognitivas: Preocupaciones, imágenes o pensamientos recurrentes, ideas de culpa, dificultad en atención, concentración y memoria…
  • Físicas: Alteraciones en el sueño y el apetito, dolor de cabeza o de estómago, palpitaciones, opresión en el pecho…
  • Motoras: Aislamiento social, enlentecimiento, hiperactividad, hablar con el fallecido, llorar, llevar objetos del fallecido… 
  • Emocionales: tristeza, enfado, impotencia, ansiedad, anhelo, alivio…

¿Qué hacer para superar la pérdida?

Reconociendo que se trata de un proceso doloroso, debemos aceptar la pérdida, ya que nos permitirá adaptarnos a la vida diaria sin el fallecido. Tenemos que ser conscientes de que la persona que nos falta es un referente, y tenemos que empezar a reconstruir una nueva vida sin él y asumir nuevas funciones.  Es positivo, y facilita que el proceso de duelo siga su curso, que mantengamos y aumentemos las conductas adecuadas que ya llevábamos a cabo (trabajar, hacer ejercicio, llevar una alimentación sana, ver a los amigos…), reducir las que son desadaptativas (que ya hemos mencionado) y que son perjudiciales en estos momentos, y si fuera necesario instaurar unas nuevas

Tenemos que llegar a ser capaces de recordar a esta persona con afecto, sin remordimientos. A lo largo del proceso, son sentimientos que van a ir cambiando, pasando de la tristeza, al enfado hasta el cariño. 


Si a pesar de ello, las emociones negativas siguen siendo intensas, si existen pensamientos recurrentes a lo largo del día, alteraciones en el sueño o el apetito, si te encuentras sin ganas de hacer nada, no hay nada de que te haga sentir mejor… Es momento de que acudas a un especialista, para que te ayude a resolver el duelo de forma satisfactoria.

Silvia Abbad-J.A.

23 de febrero de 2014

¡SI LLUEVE, QUE LLUEVA! Pero no nos olvidemos de VIVIR

Está demostrado que los pensamientos positivos ayudan a que nos sintamos bien. Valorar las pequeñas cosas que tenemos y luchar por las que nos gustaría conseguir, hace que vivamos la vida con más ilusión y nos motiva a continuar.

La felicidad no existe ni en el futuro ni en el pasado. Es un estado emocional actual, un estado interno, que sólo podemos sentir en el presente. Puedes recordar un suceso pasado que fue positivo y sentirte contento al recordarlo, pero esa felicidad la estás sintiendo ahora, la vives ahora, la experimentas en el momento presente, no en el pasado, y eso es lo que le da valor, lo que la hace real y lo que todo el mundo busca cuando afirma que quiere ser feliz.

Pero las investigaciones confirman que nos acostumbramos muy rápido a sentirnos bien, y poco a poco las cosas positivas pierden el valor inicial.




 Por eso os invitamos a identificar, ver y sentir las cosas positivas de casa día por pequeñas e insignificantes que sean, dándoles el valor que se merecen y no dejando que pasen desapercibidas.

-          Valorar la familia y las amistades
-          Valorar la naturaleza
-          Valorar tus logros y los de la gente que te rodea
-          Valora tus conocimientos y habilidades
-          Valora el trabajo y el esfuerzo
-          Valora el tiempo a solas y el tiempo en compañía
-          Valora el silencio
-          Valora la vida

Y sobre todo…. vive la emoción positiva que todo ello te genera.

Lucía Alonso Pérez

22 de febrero de 2014

Mi hijo tiene rabietas

Es frecuente encontrar padres que se quejan de las rabietas que tienen sus hijos, sobre todo cuando éstas aparecen en lugares públicos o reuniones familiares. Pero ¿qué entendemos por “tener una rabieta”? 


En primer lugar hay que señalar que las rabietas son algo normal y evolutivo. La etapa en la que se presentan con más frecuencia es de los 1 a los 3 años, coincidiendo con la adquisición del lenguaje.

Se consideran rabietas a los estallidos de frustración o ira como consecuencia de una falta de control emocional por parte del niño. Normalmente, aparecen cuando no son capaces de comunicar sus necesidades o cuando no ven satisfechos sus deseos. En estos casos aparecen conductas como escupir, pegar, patalear, gritos, insultos, lloros… Todos estos comportamientos son muy molestos y estresantes para los padres, por lo que se suele ceder a las exigencias del niño para acabar con esa situación.  Pero debemos saber que aunque a corto plazo parezca la solución, a largo plazo se convierte en un problema mucho mayor.

Pautas para hacer frente a las rabietas:

ü  Tómate tiempo para relajarte. Eres el modelo de tu hijo, si tú pierdes el control ante la frustración, es probable que el aprenda a hacer frente frustración  del mismo modo.

ü  No quites valor a la causa de la rabieta. Evita comentarios como “¿por esta tontería te pones así?” o “pareces un energúmeno”

ü  Proponle alternativas a la reacción que está teniendo. Por ejemplo: “intenta relajarte y cuéntame qué es lo que te ocurre o vete a tu dormitorio y cuando estés más tranquilo hablamos”

ü  Si el niño es pequeño y continúa muy nervioso, llévalo fuera y espera a que se relaje. Es esperable que tras unos minutos, el niño comience a tranquilizarse. Durante el periodo que dure la rabieta, ignora su comportamiento y sólo está receptivo cuando se comunique de forma adecuada.

ü  Indaga sobre qué situaciones provocan rabietas, para enseñarle a hacer frente a ellas.

ü  Intenta prevenirlas, por ejemplo: cede en aspectos poco importantes, ofrece distintas opciones, dirígete a tu hijo de forma amistosa cuando le des una orden…

Como decíamos al principio, las rabietas son algo normal que tienden a suavizarse con el paso del tiempo pero que se controlen antes o después, depende en gran medida de nuestra actitud y autoridad como padres.

Paula Gordillo

19 de febrero de 2014

Para comunicarte mejor ¡Escucha!

Cada ser humano tiene la necesidad de comunicarse, de ser escuchado y de relacionarse con los otros. Una de las cosas que más determina nuestra relación con los demás es cómo nos comunicamos con ellos. Seguro que has tenido la experiencia, como nosotros, de querer hablar con alguien sobre algo, y sin saber muy bien por qué, no has conseguido lo que buscabas. Por ejemplo, has querido decirle a un amigo que algo que ha hecho te había molestado, y en vez de recibir por su parte unas disculpas, has recibido reproches hacia ti. Y es que tan importante es lo que digamos como el cómo lo digas.

Para empezar te proponemos que revises cuál es tu estilo comunicativo. Tu forma de comunicarte puede ir desde un estilo más agresivo hasta un estilo pasivo, pasando por término medio, que solemos llamar estilo asertivo.

Un estilo de comunicación más pasiva es aquel que hace que los derechos de los demás se antepongan a los tuyos. Por ejemplo: siempre acabas haciendo lo que tu pareja quiere, para que no se enfade. Si tu comunicación es pasiva seguramente consigas evitar muchos enfrentamientos y conflictos con la gente, ya que cedes a sus deseos, pero seguramente con el tiempo esto te haga sentir mal tanto hacia ti mismo (tristeza, baja autoestima, etc.) como hacia los demás (rencor, desconfianza, etc.)

Un estilo de comunicación más agresivo es aquel que hace que sólo te preocupes de tus derechos y de su satisfacción atropellando los de los demás. Por ejemplo: sabes que si gritas tu madre acabará haciendo lo que quieres. Si tu comunicación es agresiva seguramente consigas lo que quieres en cada momento, pero descubrirás que pasado un tiempo comienzas a sentirte mal y que los demás deciden huir de ti.

Un estilo de comunicación asertivo es aquel en el que defiendes tus derechos respetando los de los demás.

Normalmente, aunque nos caracterice más un determinado estilo, todos nos movemos entre los tres, siendo más agresivos en algunas situaciones o con algunas personas, o más pasivos.

Conseguir ser asertivo habitualmente es todo un arte, como casi todos los términos medios. En este post y en sucesivos te daremos sugerencias para que consigas comunicarte con equilibrio y tengas feeling con los demás. Comenzamos con saber escuchar. Ninguna conversación con otra persona puede llegar a buen puerto si no te tomas la molestia de escucharle. 

Te proponemos:

• Dedica todas tus energías a escuchar y enterarte de lo que te están contando. No cometas el error de utilizar el tiempo en el que el otro está hablando para pensar tu siguiente intervención.

• Haz manifestaciones verbales y gestuales de que estás escuchando al otro: afirma con la cabeza, muestra tu interés con el cuerpo, etc.

• Considera comunicarte como una oportunidad para entender al otro y para que te entiendan. Ver la comunicación como una guerra que tienes que ganar o como la batalla para conseguir lo que quieres es poco efectivo.

• Recuerda no juzgar al otro o a aquello que te está contando si no te lo pide expresamente. Que el otro se sienta juzgado es camino directo para que no quiera comunicarse contigo y vuestra relación se deteriore.

• No intentes ni interpretes lo que el otro te está queriendo decir, si el mensaje no te queda claro, haz preguntas respetuosas para que te lo aclaren.

• Valora el poder de escuchar: harás sentir bien a la otra persona, y la pondrás en disposición de querer entenderse contigo y de escucharte después a ti.

• Aprovecha para empatizar, para ponerte en el lugar del otro. Así su experiencia te enriquecerá.

Te proponemos por último un ejercicio: queda con alguien de tu confianza en los próximos días y proponte hablar con él escuchándolo de la manera que te hemos propuesto. Observa sus reacciones y cómo vuestra relación se ve más fortalecida. Ten feeling con los demás.



Roberto Baztarrica

18 de febrero de 2014

La importancia de dormir bien y descansar

Un buen descanso y un sueño reparador son necesidades básicas para el ser humano y fundamentales para que podamos disfrutar de un buen estado de salud y bienestar.

Además, sus implicaciones van mucho más allá que las relacionadas con el buen funcionamiento de nuestro organismo, ya que tanto la falta como una mala calidad del sueño tienen repercusiones negativas en el correcto funcionamiento durante el día, afectando a: Nuestra calidad de vida, salud, las relaciones sociales, laborales… llegando incluso a comprometer la actividad o seguridad de las personas que nos rodean.

El sueño ha sido considerado durante muchos años un fenómeno pasivo, ya que durante esta fase la actividad física es casi inexistente y la reacción frente a los estímulos externos es reducida; sin embargo, los avances médicos han puesto de manifiesto que es un proceso activo, con una importante actividad eléctrica cerebral e importantes cambios en el funcionamiento del organismo.

Por tanto podemos decir que el sueño es un estado fisiológico natural, indispensable para mantener un correcto equilibrio físico y psíquico, que acontece aproximadamente cada 24 horas, con independencia de la voluntad de la persona.
Sin embargo, dormir no es suficiente. Es importante que duermas una cantidad de horas necesarias y que el sueño permita restaurar la funcionalidad del organismo para poder afrontar de modo adecuado el día a día, así como mantener la energía, la termorregulación del cuerpo y consolidar la memoria, es decir que sea un sueño útil y reparador.

Existen distintos factores que influyen en la calidad del sueño, todos ellos de distinta naturaleza, como por ejemplo: el ritmo circadiano, factores del organismo, factores de la propia conducta y factores ambientales.

Cuando estos factores se alteran pueden dan lugar a diversos trastornos del sueño.

El trastorno de sueño más común es el insomnio, considerando éste como la dificultad para iniciar y/o mantener el sueño a lo largo de la noche y además son frecuentes los despertares durante el descanso nocturno o despertarse antes de lo normal. Puede estar inducido por factores predisponentes (salud, edad…), precipitantes (ansiedad, depresión…), perpetuantes (malos hábitos de higiene de sueño, alimentación…).
Todo ello genera signos a lo largo del día como somnolencia, fatiga, cansancio, alteraciones del humor, dificultad en la concentración y en la realización de tareas cotidianas, etc.


Por ello, puede considerarse un trastorno que afecta a las personas tanto durante la noche como durante el día. 


Lucía Alonso Pérez

17 de febrero de 2014

¿Eres una persona optimista?

Ante una situación complicada ¿cuántas veces nos hemos puesto en la peor de las situaciones? ¿Todas las experiencias que vivimos son desagradables? A pesar de que sea una situación difícil ¿significa que no seremos capaces de superarla?


Dentro de la psicología positiva, encontramos investigaciones acerca del optimismo. El optimismo es una cualidad que media entre los acontecimientos externos y la interpretación que hacemos de ellos.

Ser optimista determina la forma en que nos enfrentamos a situaciones difíciles, problemas o situaciones de estrés. De esta forma, una persona optimista tiene confianza en sí misma y lleva a cabo acciones con las que conseguir lo que se proponga.

Por un lado, el optimismo se relaciona con las expectativas que tenemos del futuro. Ante una situación problema, una persona optimista intenta resolverla y consigue sus objetivos gracias a su esfuerzo. Por el contrario, una persona pesimista apenas se esfuerza por conseguirlos, ya que sus expectativas no son las adecuadas.

Por otro lado, optimismo también se define como la forma en que explicamos las situaciones que nos han ocurrido. Una persona optimista interpretan los sucesos como causas externas, mientras que los pesimistas lo hacen de forma interna (“no he sido capaz”).

Además, el optimismo, tiene influencia sobre la salud, tanto física como mental, de las personas. Las personas optimistas se sienten mejor consigo mismas y gozan de un mejor estado de salud.

¿Qué podemos hacer para ser más optimistas y mejorar nuestra calidad de vida?
  • Saca algún aspecto positivo de cada momento y cada situación, tanto si es positiva como negativa.
  • Cambia la forma de pensar. Intenta dar otra explicación a lo que pasa o al futuro.
  • No seas demasiado exigente con lo que te propongas, no siempre nos salen las cosas como desearíamos.
  • Fortalece tu autoestima.
  • Proponte objetivos y llévalos a cabo. Si no lo consigues a la primera vuelve a intentarlo, no te rindas.
  • Se amable y agradecido con los demás. Saca una sonrisa a la gente que tienes a tu alrededor.

Todos podemos llegar a ser un poco más felices si nos entrenamos a diario en ello.


Silvia Abbad-J.A.

15 de febrero de 2014

No necesitamos a San Valentín para ser felices

Tenemos la costumbre de celebrar a lo grande los días especiales, vivir las fechas destacadas con más alegría e ilusión… esto es algo estupendo, pero ¿Por qué no vivir así todos los días? ¿Necesitamos que la sociedad nos marque cuando disfrutar de una cena romántica con nuestra pareja, o cuando hacer un regalo?

El ser humano es un ser social, por lo que necesitamos de los demás para sentirnos mejor. 
Nos gusta compartir nuestras acciones, deseos, gustos, habilidades, conocimientos… y disfrutamos más de nuestro día a día cuando es en compañía. Muchas de estas cosas las hacemos  con los amigos y la familia, pero por quien más buscamos ser completados  y comprendidos es por nuestra pareja.

La vida en pareja es algo muy positivo y beneficioso.
Si hacemos un balance personal recogeremos millones de momentos y detalles positivos, pero estamos muy confundidos si creemos que todo “es” o “debe ser” así; ya que también existen dificultades o retos, que como es normal,  generan momentos donde las emociones negativas son las protagonistas.

Por todo esto, podemos decir que no es fácil. Una buena relación de pareja supone esfuerzos en muchos momentos. No debemos olvidar que ambos debéis trabajar por el bienestar común.

Os ofrecemos varias pistas clave para hacer de vuestra vida en pareja, una experiencia más positiva:

  • Realizad una lista de planes incluyendo ideas entre ambos, y llevadlas a cabo, id intercalando las actividades que os gustan a cada uno.
  • Mantened una buena comunicación, es importante hablar tanto de las cosas negativas como de las positivas. Informa de las inquietudes y dificultades, pero también de las cosas positivas que tiene y hace tu pareja. Así sabréis qué hacer para sentiros bien.
  • Sorprenderos mutuamente, no hay excusas como: “no es necesario” ”soy muy despistado/a” ”no se me ocurre nada” etc. A todos nos gusta recibir un detalle, saber que nuestra pareja piensa en nosotros… No tiene que ser material, os conformareis con algo que tenga un sentido común.
  • Dedicad un tiempo exclusivo en pareja, recomendamos: un día a la semana, un fin de semana al mes y una semana al año. En el que únicamente seáis vosotros dos.


Y sobre todo, acepta a tu pareja tal y como es. La complicidad de una pareja se logra cuando valoramos y disfrutamos las virtudes; pero mucho más cuando mostramos nuestro apoyo en las dificultades encontradas, y lográis sobreponeros a ello unidos.


Lucía Alonso Pérez

14 de febrero de 2014

Sobrevivir a San Valentín: Con y Sin pareja

La llegada del día de San Valentín es considerada un motivo de alegría, pues los enamorados celebran el amor que se tienen. Sin embargo, también puede ser una fecha que recuerde a los que solteros que no tienen pareja y hacerlos sentir infelices. San Valentín puede llegar a ser incluso motivo de conflicto y enfado con su pareja para aquellos que la tienen.

Sobrevivir a San Valentín con pareja
Seguramente tengas una idea preconcebida de cómo debería ser el día de San Valentín, o más bien de cómo tiene que actuar tu pareja: los detalles que debería tener, cómo tiene que recordarte lo mucho que te quiere, etc.
Sin embargo, aunque a ti te parezca evidente cómo debería actuar tu pareja, quizá él/ella no lo tenga tan claro, o peor aún, ni siquiera se plantee cómo tiene que celebrar este día  contigo.

• Quizá lo más práctico es que, cuando San Valentín se acerque, llegues a acuerdos de tu pareja sobre cómo vais a celebrarlo: cuándo os vais a reunir, qué vais a hacer, si vais a regalaros algo o no, y si así fuera, una cantidad estimada para el regalo que os parezca razonable, etc. Así evitaréis que alguno de los dos o ambos os generéis unas expectativas y que luego éstas no se cumplan, produciendo tristeza o enfado.

• A lo mejor piensas que esta medida de llegar a acuerdos es poco romántica, y crees que, como tu pareja y tú os conocéis perfectamente, no es necesario llegar a acuerdos, ya que ambos sabéis exactamente qué espera el otro y cómo satisfacerlo. Si decidís entonces dejaros sorprender por el otro, habréis de asumir que quizá las cosas no salgan como esperabais.

• Si esto llegara a suceder es importante que hagas una reflexión: no hay una forma estipulada de medir el amor, ni por el dinero gastado en tu regalo, ni por el tiempo que decide dedicarte, etc. Además, tienes que tener en cuenta que San Valentín sólo es un día, y que, para hacerte una idea de cómo os queréis tu pareja y tú, tienes que hacer un balance mucho más amplio.

• Te proponemos que aproveches San Valentín como un buen momento para hacer memoria de por qué estás con tu pareja, o los momentos tan felices que has pasado con él/ella, o cómo habéis superado los difíciles, etc. Recordar estas cosas que, en el día a día, no traemos mucho a la memoria podría ser un buen ejercicio para hacer con tu pareja este día.


Sobrevivir a San Valentín sin pareja
Es posible que, no teniendo pareja, el día de San Valentín pase desapercibido para ti, pero si se trata de una fecha que prevés que te hará sentir mal, te recomendamos que pongas en marcha estas sugerencias:

• Haz actividades agradables: No tienes por qué pasar el día hundiéndote en tu tristeza; San Valentín, aún sin pareja, puede ser un día agradable y divertido. Planea hacer actividades que sabes que te hagan sentir bien; incluso si hacerlas solo te resulta un problema, puedes quedar con amigos para hacerlas juntos.   

• Te proponemos que aproveches San Valentín para recordar los motivos que tienes para sentirte afortunado en la vida: tus logros personales, la cantidad de personas que te quieren, incluso en lo que concierne al amor: lo afortunado que has sido por haber compartido tu vida con anteriores parejas aunque aquello acabara.  


Es importante que reflexiones sobre como tener pareja, y sobre todo mantenerla, es un privilegio. Son muchos los factores que tienen que darse para que una pareja nazca y se mantenga: atracción mutua, compartir espacios y tiempo, tener valores similares, etc. Por lo tanto, no creas que todo depende de ti. Y sobre todo, no creas que para ser feliz es una condición indispensable tener pareja. 
Quizá la felicidad, más que la adquisición de aquello que queremos, sea la forma en que nos enfrentamos a lo que nos sucede cada día. 

Roberto Baztarrica

13 de febrero de 2014

Whatsapp, mi pareja, yo... Una relación de 3

Lo que aparece en el vídeo puede que os resulte familiar, discutir debido a un malentendido por whatsapp. ¿Te ha ocurrido alguna vez?


Esta aplicación puede resultar muy útil para comunicarte con tu pareja porque es económica, rápida y cómoda… pero hay cosas que es mejor hablarlas en vivo y en directo. No es lo mismo: un “te quiero” escrito al lado de un emoticono  que un “te quiero” acompañado de una caricia o un beso (real).

Uno de los elementos que determina la calidad de la relación son las habilidades de comunicación de los miembros de la pareja. Cuanto mejor es la comunicación, más gratificante y madura puede llegar a ser la relación. Nos ayuda a resolver conflictos, favorece la empatía, fomenta la intimidad… Pero aunque creamos que la comunicación son sólo palabras, ésta va mucho más lejos. Por ejemplo: ¿cuántas veces te has dado cuenta que tu pareja estaba enfadada con sólo mirarle la cara?, ¿alguna vez has sabido que tu pareja estaba realmente feliz al escuchar el tono de su voz? Tu pareja con sus gestos, sus posturas… está comunicándote algo y no han hecho falta las palabras.

Whatsapp destruye una parte de la comunicación y por lo tanto, un elemento esencial en la relación de pareja. ¿Esto quiere decir que whatsapp es la causa de que las parejas se rompan? Obviamente no, pero contribuye a que se generen malentendidos, generando una gran cantidad de problemas y discusiones.

Te damos un consejo, no mires la última conexión de tu pareja para saber a qué hora se acostó, PREGÚNTASELO. Si quieres saber si te quiere, PREGÚNTASELO. No te fíes del doble check, si dudas si tu pareja ha leído tu comentario, PREGÚNTASELO. Si quieres saber si hay un problema, PREGÚNTASELO. Si quieres que tu relación funcione, HABLA CON TU PAREJA.

No pierdas la oportunidad de pasar tiempo con tu pareja, de miraros a los ojos, de tocaros, de emplear vuestro tiempo en cosas verdaderamente gratificantes. 

Está en tu mano que tu relación sea gratificante o no. Y en tu voz hacerle saber a tu pareja que es importante para ti. 

Paula Gordillo

12 de febrero de 2014

El islote de las emociones

Erase una vez una isla donde habitaban todos los sentimientos: la Alegría, la Tristeza y muchos más, incluyendo el Amor. Todos los sentimientos estaban allí. A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente tranquila, hasta previsible. A veces, la Rutina hacía que el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armaba algún escándalo; otras veces, la Constancia y la Convivencia lograban aquietar al Descontento. 



Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión. Cuando por fin la Distracción se dio por enterada y la Pereza llegó al lugar de encuentro, todos estuvieron presentes. Entonces, el Conocimiento dijo:

- “Tengo una mala noticia para darles... la isla se hunde..."
Todas las emociones que vivían en la isla dijeron:
- “¡No! ... ¿cómo puede ser? … ¡Si nosotros vivimos aquí desde siempre!!!!”
Pero el Conocimiento repitió:
- “La isla se hunde”
- ¡¡¡Pero no puede ser!!! ¡¡¡Quizás estás equivocado!!!”

- “El Conocimiento nunca se equivoca -dijo la Conciencia, dándose cuenta de la verdad. - Si él dice que se hunde, debe ser porque se hunde”.
- “Pero... ¿Qué vamos a hacer ahora????” -preguntaron los demás.
Entonces el Conocimiento contestó:

- “Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de abandonar la isla.... Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla, desaparecerá con ella”.

-“¿No podrías ayudarnos?”, preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad.

- “¡No! -dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto, volaremos hacia la isla más cercana...”

Las emociones dijeron:

- “¡No! ¡Pero no! ¿Qué será de nosotros???”
Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y, llevando de polizón al Miedo, que no es zonzo y ya se había escondido en el motor, dejaron la isla.
Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, un velero...Todas... Salvo el Amor.
Porque el amor estaba tan relacionado con cada cosa de la isla que dijo:
- “Dejar esta isla... después de todo lo que viví aquí... ¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo? Ahhh.... Compartimos tantas cosas...”
Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio de irse, el Amor se subía a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacer en otros tiempos. Tocó cada piedra...y acarició cada rama...
Al llegar a la playa, exactamente al lugar desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor:
-"Quizás la isla se hunda por un ratito... y después resurja.... porqué no???"
Y se quedó días y días midiendo la altura de la marca, para revisar si el proceso de hundimiento no era reversible... Pero la isla se hundía cada vez más...
Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir nada, porque estaba tan dolorido que sólo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería. Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande y que, aún cuando se hundiera un poco, él siempre podría refugiarse en la zona más alta.... Cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña renuncia nunca había sido un problema para él...
Así que una vez más, tocó las piedrecitas de la orilla... y se arrastró por la arena... y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa... que otrora fuera enorme...
Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia, caminó hacia la parte norte de la isla, que si bien no era la que más le agradaba, era la más elevada...
Y la isla se hundía cada día un poco más.... Y el Amor se refugiaba cada día en un lugar más pequeño...
- “Después de tantas cosas que pasamos juntos!!!!- le reprochó a la isla.
Hasta que, finalmente, solo quedó una minúscula porción de suelo firme; el resto había sido tapado completamente por el agua.
Recién en ese momento, el amor se dio cuenta de que la isla se estaba hundiendo de verdad. Comprendió que, si no dejaba la isla, el amor desaparecería para siempre de la faz de la tierra...
Entonces, caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el amor se dirigió a la bahía.
Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecía poco a poco ante sus ojos...
Desde allí podría ver pasar a sus compañeras en las embarcaciones. Tenía la esperanza de explicar su situación y de que alguna de ellas lo comprendiera y lo llevara.
Buscando con los ojos en el mar, vio venir el barco de la Riqueza y le hizo señas. Se acercó la Riqueza que pasaba en un lujoso yate y el Amor dijo: 
- "Riqueza llévame contigo! … Yo sufrí tanto la desaparición de la isla que no tuve tiempo de armarme un barco"
La Riqueza contestó: 
- "No puedo, hay mucho oro y plata en mi barco, no tengo espacio para ti, lo siento" y siguió camino, sin mirar atrás...
Le pidió ayuda a la Vanidad, a la que vio venir en un barco hermoso, lleno de adornos, caireles, mármoles y florecitas de todos los colores, que también venia pasando: 
- "Vanidad" por favor ayúdame".
y la Vanidad le respondió:
- "Imposible Amor, es que tienes un aspecto!!!!...¡ Estás tan desagradable!!! Tan sucio, y tan desaliñado!!!!... perdón pero afearías mi barco…”- y se fue.
Pasó la Soberbia, que al pedido de ayuda contestó: 
- "Quítate de mi camino o te paso por encima!".
Como pudo, el Amor se acerco al yate del Orgullo y, una vez más, solicito ayuda. 
La respuesta fue una mirada despectiva y una ola casi lo asfixia.
Entonces, el Amor pidió ayuda a la Tristeza:
- "¿Me dejas ir contigo?".
La Tristeza le dijo: 
- "Ay Amor, tu sabes que estoy taaaan triste que cuando estoy así prefiero estar sola"
Pasó la Alegría y estaba tan contenta que ni siquiera oyó al Amor llamarla. 
Desesperado, el Amor comenzó a suspirar, con lágrimas en sus ojos. Se sentó en el pedacito de isla que quedaba, a esperar el final... De pronto, el Amor sintió que alguien chistaba:
- " Chst- Chst- Chst..."
Era un desconocido viejito que le hacía señas desde un bote a remos. El Amor se sorprendió: 
- "¿Es a mi?"- preguntó, llevándose una mano al pecho.
- “Sí, sí -dijo el viejito-, es a ti. Ven, sube a mi bote, rema conmigo que yo te salvo”.
El Amor lo miró y le quiso explicar...
-"lo que pasó, es que yo me quedé...
- "Ya entiendo" -dijo el viejito sin dejarlo terminar la frase- “¡Sube!”.
El amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla. No pasó mucho tiempo antes de poder ver como el último centímetro de la isla se hundía y desaparecía para siempre...
- “Nunca volverá a existir una isla como esta! - murmuró el amor, quizás esperando que el viejito lo contradijera y le dirá alguna esperanza. 
- “No -dijo el viejo- como ésta, nunca; en todo caso, diferentes…!

Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor se sentía tan aliviado que olvidó preguntarle su nombre. Cuando se dio cuenta y quiso agradecerle, el viejito había desaparecido. Entonces el Amor, muy intrigado, fué en busca de la Sabiduría para preguntarle:

- “¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y él me salvó... Todos los demás no comprendían que hubiera quedado sin embarcación, pero él me salvó, me ayudó y yo ahora, no sé ni siquiera quién es...”

Entonces la Sabiduría lo miró largamente a los ojos, y le dijo:


"Es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una pérdida le hace creer que es imposible seguir. Es el único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es El Tiempo....”



Jorge Bucay

10 de febrero de 2014

¿Cómo superar la primera cita?

La primera cita es un momento especial, y en el que nos solemos poner nerviosos, ya que es una situación nueva, que no conocemos ni controlamos. Ante esta situación nos pueden surgir preguntas ¿Y si no es la persona que estoy buscando? ¿Y si no tenemos de qué hablar? ¿Y si no le creo buena impresión porque estoy muy nervioso/a?


Para salir de dudas y dar respuesta a todas esas preguntas que se te pueden estar pasando por la cabeza, lo mejor es comprobarlo por ti mismo. A medida que te vayas enfrentando a estas situaciones te resultará cada vez más sencillo.

Para sentirte más seguro, lleva la iniciativa proponiendo ir a un lugar que ya conozcas y en el que te sientas cómodo/a. Quizá, para la primera cita, una cena en un restaurante tranquilo sea más incómoda. Podéis ir un lugar en el que haya más gente, no necesariamente tiene que ser por la noche, podéis quedar para comer o para tomar un café. Puedes proponer hacer alguna actividad juntos y que después sea más sencillo entablar una conversación.
  • No dejes que los nervios te jueguen una mala pasada. Si lo necesitas haz unas respiraciones profundas para poder relajarte y bajar esa ansiedad. Si estás muy nervioso es probable que te muestres tenso, inseguro y por tanto, que la cita no tenga éxito.
  • Sé natural. Es normal que en situaciones que no conocemos nos comportemos de una manera artificial. Lo mejor en las citas con otras personas es que te muestres tal y como eres, no es una persona que te esté evaluando ni de la que necesitas su aprobación. Es la primera vez que estáis a solas y la primera impresión va a ser importante para tener futuras citas o no.
  • Durante las conversaciones escucha y mira a los ojos. Los temas de las conversaciones tienen que dar pie a que ambos podáis intervenir, que sean entretenidos y den pie a seguir la conversación.
  • Utiliza el sentido del humor. Si consigues que la otra persona se sienta cómoda contigo te sentirás más tranquilo y confiado en la cita y la probabilidad de éxito será mayor.
  • Las expectativas te pueden jugar una mala pasada, especialmente si hace tiempo que no tienes una cita. No vayas a la cita con unas expectativas demasiado altas, disfruta del momento.
Cuando termina la primera cita es el momento de decidir si volver a ver a esa persona o no. Es posible que la persona con la que has quedado no te parezca interesante como para volver a tener una cita, porque no es la persona que estás buscando. En este caso se sincero con él/ella y deja claro que no quieres volver a quedar, para no crear falsas expectativas. No te frustres ni te castigues a ti mismo si todavía no has encontrado a nadie, no quiere decir que la cita haya ido mal. Confía en ti mismo y en tus habilidades.

Si por el contrario, has pasado un buen rato y te gustaría conocerla mejor: ¡Adelante! Plantea la posibilidad de volver a veros pronto.


Silvia Abbad-J.A.

9 de febrero de 2014

Mi hijo tiene celos

Muchas son las causas que pueden originar que un niño tenga celos. Algunas de ellas pueden ser una nueva pareja del padre/madre, debido a una enfermedad del hermano…  Sin embargo la causa de celos más relevante es el nacimiento de un hermano. Estas son situaciones  estresantes, a las que el niño tiene que hacer frente y por tanto adaptarse. En ocasiones, este proceso puede resultar complicado y el niño se comporta de una determinada manera, afectando al funcionamiento normal de la vida familiar.

La incorporación de un nuevo individuo a la familia, supone, para el pequeño, la pérdida de afectividad y atención recibida hasta ahora, por lo que puede verse desplazado en cuanto a la relación que tenía con sus progenitores. Hay que entender que los celos son normales y forman parte del proceso de socialización. Cuando el niño percibe, ya sea real o imaginario, que la atención que recibe es menor y que sus necesidades no son atendidas como antes, aparecen los celos. 

Los celos se pueden manifestar de diversas formas:
- El niño desobedece las órdenes de los padres, muestra oposicionismo.
- Niega los errores y culpabilizar al hermano de ello.
- Lleva a cabo conductas para llamar la atención de sus padres, incluso cuando éstos están atendiendo al pequeño. Pueden ser conductas como por ejemplo: pedir que les miren, hacerles continuamente preguntas… 
- Aumento de la frecuencia e intensidad del llanto y de las rabietas. 
- Aparición de conductas regresivas, que son evolutivamente incongruentes con la edad del niño: chuparse el dedo, imitar conductas de bebé...
- Cambios en el patrón de sueño: pueden aparecer pesadillas, dificultades para dormir… Y problemas en la alimentación.
- Problemas físicos: dolores de cabeza, dolores estomacales, vómitos…

¿Qué podemos hacer si nuestro hijo tiene celos de su hermano?
  • Debemos premiar los comportamientos que estén orientados al afecto, atención y los cuidados hacia el hermano.
  • Prestarle atención e ignorar las conductas celotípicas.
  • Dar responsabilidades adaptadas a su edad.
  • Evitar las comparaciones entre hermanos.
  • Evitar cambiar sus rutinas tras la llegada del nuevo miembro de la familia.
  • El castigo es la última alternativa que utilizaremos, e intentando cambiar una conducta incorrecta por una más adecuada
Quizá haya otros problemas secundarios a los celos y que también es conveniente trabajarlos, como la agresividad, la baja autoestima, el bajo rendimiento escolar…

Silvia Abbad - J.A.