26 de mayo de 2014

¿Por qué nos cuesta reír?


El sentido del humor se considera un elemento esencial para la salud tanto mental como física. El sentido del humor mejora nuestro sistema inmunológico, respiratorio, libera endorfinas, combate el estrés, es un ingrediente esencial en las relaciones sociales, nos ayuda a ser más tolerante con las opiniones de los demás…  Como podemos ver, todo son ventajas.

Un dato interesante es que la localización del sentido del humor está en nuestro cerebro. Después de muchos estudios se ha determinado que se encuentra en la parte derecha del mismo, parte encargada de la creatividad, ingenio, imaginación… Esta zona también conecta de forma directa con el sistema límbico que es el centro emocional de nuestro cuerpo, aspecto que explica en parte por qué reír nos hace sentir tan bien.

Pero si el sentido del humor supone tantos beneficios, ¿por qué a veces nos cuesta tanto reír o sacar a la luz nuestro sentido del humor?
  •  Influencia de la sociedad: aunque a todos nos gusta tener a nuestro lado a personas alegres, divertidas o risueñas, solemos identificadas con personas despreocupadas, poco serias o inmaduras. También hemos sido educados para estar en los sitios con una actitud seria, correcta, sin alzar la voz. De hecho, hasta hace poco tiempo los occidentales consideraban esto como un desprecio o falta de educación. Por último, entre tanta tragedia que ocurre a nuestro alrededor (catástrofes naturales, asesinatos, enfermedades, conflictos políticos…) es muy complicado estar alegre y positivo, ingrediente esencial para poder reír y hacer reír a los demás.
  •  Nuestra forma de ser: si somos inhibidos, tímidos, reservados, inseguros… es menos probable que nos caractericemos por ser personas con un gran sentido del humor. Por otro lado, si tememos hacer el ridículo, decir alguna tontería es difícil que nos atrevamos a contar un chiste o a hacer alguna broma
  • Situaciones complicadas: ya sea porque no disponemos de recursos para hacerles frente o porque pensemos que no vamos a ser capaces. Estas preocupaciones suelen obstaculizar que seamos felices y que tengamos una actitud adecuada. Una de las emociones más perjudiciales contra el estado de ánimo, es el estrés.


Aunque con la edad vamos convirtiéndonos en personas más serias y “correctas” no debemos dejar que desaparezca del todo nuestra capacidad para reír, para disfrutar de las cosas y para tomarnos la vida con humor.

“Uno no deja de reír por hacerse viejo, se hace viejo porque deja de reír” Anónimo



Paula Gordillo Montilla

No hay comentarios:

Publicar un comentario